Las Bodegas Cancho y sus vinos

En Maguilla, Badajoz, siempre ha existido una gran tradición vinatera y como en el resto de la comarca, con el otoño los vinos de pitarra de los cortijos vecinos llegaban hasta las mesas de casas y tabernas donde era degustado con preferencia a otros vinos tanto por su asequibilidad como por su buen carácter de vino nuevo.

Maguilla

Bodegas Cancho en Maguilla

Esta tradición ha cristalizado en algunas bodegas como la que los hermanos Juan Antonio y José Cancho regentan en la misma Maguilla, y que llega a producir hasta dos millones por año de sus excelentes caldos. La bodega fundada hace más de sesenta años, comercializa vinos tanto blancos como tintos, unos más jóvenes y otros de más crianza. Por ser los hermanos Cancho también los propietarios de los viñedos, todo el proceso de maduración, vendimia y elaboración de los vinos es supervisado por la propia firma.

Celedonio tinto

Celedonio tinto

Don Celedonio

Celedonio blanco joven

Don Celedonio, Viña Rosa, Jarriero, Blanco Cosquillero…, son algunas de las denominaciones comerciales de los vinos de los hermanos Cancho. Especialmente celebrados por cuantos lo conocen los vinos ‘Don Celedonio’, tintos y blancos jóvenes vienen a ser la joya de la corona de la casa y ciertamente son vinos de fácil paladar y buen pasar que no suelen dejar indiferente a nadie. Por mis parte yo mismo me declaro decididamente adepto a Don Celedonio tinto que, tanto en su tradicional envasado en botella como también en garrafas de plástico de mayor capacidad, es siempre alivio de golosos paladares y gaznates resecos. Para aliviar la curiosidad que ya corroe a algún lector, desvelaremos que la denominación de ‘Don Celedonio’ es un homenaje al antiguo y mañoso maestro vinatero, Celedonio, que muchos años atrás consiguió el coupage ideal que desembocó en este vino.

Uno de los hermanos Cancho

Uno de los hermanos Cancho

Pos supuesto que en Bodegas  Cancho también se producen vinos de reserva dejándolos envejecer el tiempo necesario a cada uno en barriles de roble viejo.

Bodega de envejecimiento

Bodega de envejecimiento

Estos vinos de la Campiña Sur extreme-ña por su calidad son muy aprecia-dos en la pro-pia comarca y alrede-dores  aunque también son distribuyen a toda España donde consiguen un buen aprecio .

 

 

 

Francisco J. Aute


Gulash húngaro

Por su aparente dificultad pero muy exquisitos resultados traemos a esta página de dificultades el celebrado gulash húngaro del casi todos han oido hablar pero muy pocos de estas latitudes han probado.

Parlamento de Budapest por la noche

Parlamento de Budapest

El gulash pasa por ser el plato nacional de Hungría guiso tradicional de pastores magiares errabundos con sus ganados por las frias estepas que se extienden hasta los Urales y que viene a ser un estofado donde domina la paprika.

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Paprika modelo para turistas

Y es que no se concibe a Hungria sin las ‘csárdás’ sean estas de Bhrams, Lizt o Sarasate, como tampoco se la puede concebir sin su Danubio y su parlamento neogótico o, sobre todo, sin el gulash y la paprika. Y válgame San Pedro que la enseña nacional húngara, el hecho diferencial y patrio magiar, la paprika, no es otra cosa sino pimiento molido o pimentón. Nadie hay que vaya a Hungría y no compre al menos un saquito de paprika, (que vaya a saber si no estará elaborada en China), como nadie va aquí a la Vera en Cáceres sin traerse su poquito de pimentón de la Vera.

 

Y no es tanta la diferencia, pueden variar y con seguridad lo harán, las variedades de pimientos o ñoras que se utilicen en su elaboración variando así en su sabor y aroma, pero su procesado no puede difrenciarse demasiado del que se usa en la Vera, en La Mancha o en Murcia. Yo que tuve la ocasión de visitar una fábrica vi que el proceso era despepitar hasta donde es posible las ñoras y molerlas sucesivamente en muelas de piedras cada vez más finas para que, en lugar de hacerse una pasta con una sola pero fuerte presión, el pimentón se vaya reduciendo poco a poco hasta el fino polvo que conocemos. La diferencia más evidente es que en España la legislación permite, según se necesite por el tipo se cosecha y el año agricola, añadir hasta un 12%, creo, de aceite de oliva que en Hungría seguro que no se hace. Cabe tambien destacar que Hungría y sus vecinos designan indiferentemente como paprika a cualquier clase de pimiento entero y fresco además de al pimentón.

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Variedades de paprika

 

Ni que decir tiene que gulashs hay tantos como regiones, pueblos y cocineras por lo que nosotros vamos a proponer una receta de probada solera de las varias que el reconócidisimo chef húngaro Károly Gundel atesoraba para su afamado Restaurant Gundel del Parque Municipal de Budapest.

Comenzaremos por hacernos con un kilo de buena carne de vaca o de buey mejor que de ternera, algunas cebollas, patatas, tomates, pimientos verdes, comino, ajo y, claro está, paprika de la mejor calidad dulce o picante a elegir.

Lo mejor para no perderse y tener la intendencia en orden, para mi gusto, es tener ya troceado todo aquello que deba ser troceado antes de dar fuego a las candelas. Es decir trocearemos la carne en dados de unos dos o tres centímetros de lado, igual haremos con dos o tres paprikas verdes de buen tamaño, un par de patatas de las que no se deshacen y una cebolla bien hermosa.

Pimientos de freír

Paprikas verdes

Se supone que comenzaremos los menesteres con un caldero de tres patas sobre un fuego de haya y roble pero a falta de fuego, caldero y estepa en una cacerola de tamaño holgado derretiremos unas onzas de manteca de vacas y cuando esté rusiente doraremos en ella la cebolla. Después bajar el fuego, mejor incluso retirar la cazuela del fogón y añadir el pimentón (perdón la paprika), unos veinticinco gramos y aquí, mezclando al gusto dulce y picante, será donde le demos el punto deseado al gulash.

Volvemos al fogón e incorporamos la carne tapando la cacerola con el fuego al mínimo para que la carne se haga en su propia grasa y cuando ésta espese esparciremos sobre ella el ajo y los cominos. Seguimos con la cocción lenta añadiendo de cuando lo necesite algo de agua o de caldo según el punto de sal. Dejar cocer hasta que la patata esté ya a medias y añadir los pimientos verdes y el tomate y esperar hasta conseguir el punto deseado.

La cantidad de caldo o agua que añadiremos es al gusto y el mio es que no quede ni espeso ni grasiento sino más bien sobrado de caldo de manera que al comerlo a la vez que los ingredientes sólidos la cuchara lleve también un buen fondo del rojizo caldo que distingue al gulash de cualquier otro guiso.

Las variantes son infinitas, se puede hacer con cordero, con cerdo, sólo con huesos que dá una magnífica sopa, con habas, con cecina…

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Gulash clásico recién hecho

 

Francisco J. Aute


Otra navidad más sin cesta

De nuevo pasaron las pascuas y un año más yo sigo estando por estrenarme en esto tan fundamental e inapelable de las cestas de navidad, porque a mí nunca me han regalado una y a estas alturas del guión sospecho que dejaré este mundo sin que se produzca el tal evento, lo que da poco lustre a mi currículum.

Cesta de navidad

Una cesta como Dios manda

Antes recibir una de estas cestas navideñas era señal de potestad y señorío, las cestas se enviaban a quienes el donante estaba particularmente agradecido por ejemplo al médico que te había salvado in extremis de algún severo flagelo o calamidad, a los padres de la chica cuya mano íbamos a pedir en breve y, por supuesto, las cestas de mayor presencia y merecimiento acaban siempre, como ahora, en manos de políticos dadivosos, empresarios con contratos que otorgar o de algún gran gurú de la administración capaz de acabar con la cesantía de una familia entera engastando a todos sus miembros entre los engranajes de la cosa pública.

También hasta no hace tanto era el clero quien acaparaba muchos de los primeros puestos de este ranking de los agasajos navideños pero los tiempos han cambiado, los poderes terrenales de la Iglesia han retrocedido y pocas son las cestas que hoy circulan por los curatos. Este mismo cambio en los valores tradicionales nos llevado a la globalización de las cestas de manera que, salvo yo, todo el mundo, por un motivo u otro, ha sido obsequiado algún año o muchos con su cesta pertinente.

Esta democratización de las cestas de navidad, supongo, es un elemento más del estado del bienestar y seguramente sólo será cuestión de tiempo que una reforma constitucional o alguna ley orgánica garantice cada año una cesta per cápita o al menos por unidad familiar. Habrá entonces que crear una Dirección General de Cestas Navideñas, abrir un censo de beneficiarios y establecer los requisitos para serlo. Mientras, los tertulianos rumiarán sobre el efecto llamada que las cestas provocan y las asociaciones de inmigrantes exigirán que los contenidos de las cestas se adapten rigurosamente a la realidad cultural de cada grupo y así los musulmanes, por ejemplo, pedirán que se sustituyan los embutidos de cerdo por salchichones de burro y cecina de oveja. Tampoco tardarán en aparecer las mafias que acaparen el tráfico ilícito de cestas y grandes partidas de éstas serán ilegalmente embarcadas hacia Sudamérica principalmente…

Y ahora veamos los entresijos de las cestas navideñas: ya hemos dicho que con ellas principalmente se trata de agradar a

Jamón de Jabugo

Imprescindible

alguien o de predisponerlo a nuestro favor por eso toda cesta que se precie,

Dulces de navidad

Dulces propios de la navidad

toda cesta respetable y con empaque debe llevar un jamón, un jamón de pata negra y buena presencia aunque en ocasiones, y si cuela cuela, se puede dar el cambiazo del jamón por una paletilla. Tan fundamental como el jamón resulta la inclusión de algunos dulces navideños como turrones, mantecados, alfajores, etc. Después vienen las botellas que necesariamente deben incluir un cava de renombril y un aguardiente, bebidas ambas muy navideñas. Algún vino tinto de esos de toda la vida, un jerez y unos whiskys y otros destilados.

El siguiente ornamento de la cesta, también absolutamente necesario, será un generoso ramillete de embutidos de la más alta cuna donde nunca faltarán un lomo embuchado, un fuet y unos chorizos de probada sazón además de alguna otra gracieta que se quiera añadir tal que algún paté.

conservas marisco

Selección de conservas de marisco

Finalmente otro apartado necesario es el de las conservas que deben ser todas de mariscos y moluscos: berberechos, mejillones, navajas, conchas finas; no se por qué regla de etiqueta será pero no resulta de recibo, por ejemplo, incluir unas sardinas en aceite o escabeche. Se pueden admintir también alguna lata de buenos espárragos blancos y/o corazones de alcachofa. Completamos el lote con algunas chucherías como bombones o frutos secos y ya estamos en disposición de dar un alegrón de campanillas al destinatario de tanto portento reunido.

Como yo no llego a tener tratos con obispos, políticos ni gerifaltes de la administración pues nunca he visto en carne mortal una cesta de éstas de primera división que siempre imagino nimbadas de una dorada aureola. Por el contrario sí he visto las cestas que reciben mis allegados, amigos y vecinos que muchas veces son regalo de empresa y que no son cestas sino cajas de cartón con cuatro botellas y un par de latas infumables y que como complemento.

cesta
Cesta ad hoc para navidad

no van más allá de un lomo algo bastardo, algún vino espumoso y unos polvorones. Otras veces por ejemplo para el maestro los padres hacen una somera colecta y arman una cesta con unas botellitas, unos dulces y unas poquitas conservas de marcas blancas a lo que de todos modos hay que estar agradecido.

Cestas la hay de todas las categorías, en mi barrio las venden ya preparadas desde cincuenta euros y en todos los casos he observado que las alegrías y alborozos de quien recibe una cesta son tan verdaderos que me llevan a pensar que la ilusión no consiste en lo que te regalan, aunque sea sólo pacotilla, sino en que vaya en una cesta .

Francisco J. Aute

PS: si va a regalar una cesta no olvide que más importante incluso el jamón es una tarjeta con nuestros parabienes e identidad de manera que al receptor no le quepa duda ninguna de quien es el donante.