Cuando me patina la neurona

Algunas veces cuando durante veinte años uno anda escribiendo de lo que manda el que paga, pero en compensación te dejan hacer una paginita con temas culinarios casi obligadamente de aspectos pintorescos, antañones y rurales, con ‘cierto tufillo a naftafina’ si queremos y como a uno le va la marcha pues siempre entra al trapo. Pero tras una y vez y otra va y le agarra a uno el síndrome de la página en blanco que todos los escribidores conocemos. Bueno yo como soy disléxico o disgráfico, como se llame eso, y me resulta muy dificil escribir a mano pues lo que me agarra es el síndrome de la pantalla en blanco del procesador que también sirve como síndrome de compañía.

neurona

Cuando la neurona se aburre…

Esto suele pasar cuando después de tantos años uno ya ha agotado todos los temas posibles, es decir, todos los gazpachos, salmorejos, conejos en salsa, venados de furtivo, bacalaos conventuales y potajes cuaresmales… y claro, de tanto estrujar a la pobre neurona que estaba ahí en el coco haciendo sus cosas de neurona, pues ésta a veces desvaría y pergueña un articulillo cuando menos un tanto chocante pero que por alguna razón, (es simpático o se entrega fuera de tiempo), a la mesa de redacción se le escapa de las tijeras y acaba siendo publicado.

Como en los toros unas veces hay silencio, otras pitos y palmas; alguna oreja también me han dado pero en general me arrastran las mulillas sin concederme la vuelta al ruedo. ¿Pero y lo que yo me río cuando releo el artículo o alguna lectora indignada escribe unas cuantas procacidades a la redacción?

Pues nada voy a colgar por aquí unos cuantas de esas ocurrencias y concédanme la vuelta al ruedo porfa.

Salchichas a lo Titánic

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