Cachorreñas, tumbalobos y atascaburras, las sopas del hambre

Sopas cachorreñas

Sopas cachorreñas

Aún en los tiempos de mayores miserias hay que comer, ley natural a la que solamente se sustraen los artistas del hambre, es decir los ayunadores de profesión para eso de los récords y, de vez en cuando, algunos políticos y sindicalistas de temple bravío. Lo malo, claro, es ser artista obligado lo que en estas sierras cordobesas de yermos y pedregales en otros tiempos sucedía con frecuencia, pues a poco que se torciese la cosecha ingresaba uno de cabeza en la cofradía de las hambres.

Llegado el caso se acudía a la cocina de supervivencia a base de los productos más accesibles y mucha imaginación. Surgieron así, por necesidad, algunos guisos y ollas que tenían más de resistencia que de sustancia y cuyo principal adobo era el hambre, la mejor de las salsas. Curiosamente hoy se han perdido casi por completo estas recetas, desdeñadas tal vez por estos nuevos tiempos en que atamos a los perros con longaniza. Leer Más