Nuevas tecnologías: el astromelonar

Decir en estos tiempos aquello de hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, no llega ya ni a la categoría de tópico porque las ciencias, como la liebre del sofista, han corrido y saltado por encima de la tortuga de la cotidianeidad. Después de los revolcones a Newton a principios del pasado siglo, a cuenta de la relatividad y el extravagante principio de indeterminación, ahora van unos neutrinos malvados y violan la velocidad de la luz en 6 km/h.Ya veremos cómo acabamos. Sin embargo algunos de los avances más espectaculares son los que se han dado en nuestro conocimiento del universo, avances que no por ser espectaculares no suelen tener repercusión en el gran público pero ciertamente son importantes.

Paisaje marciano

Secarral en Marte

En apenas veinticinco años hemos colgado sensores y telescopios por el espacio que nos han permitido, por ejemplo, recoger la radiación de fondo, residuo del big bang del que ahora sabemos con certitud que se produjo hace 11.700 millones de años, un martes por la tarde. Y ya se están afilando nuevas teorías para explicar y unificar lo que aún anda suelto como por ejemplo la gravedad. Hablando del espacio, aunque últimamente han sido pocas las hazañas astronáuticas, sí se ha avanzado en cosas tan impensables hace apenas una docena de años como descubrir otros sistemas solares o sea estrellas con planetas. Creo que ya están catalogados más mil de estos exoplanetas de los cuales alguno pudiera reunir condiciones de habitabilidad como es el caso del tan conocido exoplaneta HD85512b en la constelación de Vela, que además de estar a una distancia idónea de su sol teóricamente podría tener agua y oxígeno y que sólo está a treinta y seis años luz de nosotros y no lo habíamos visto. Pa habernos matao

Si exoplanetas ya conocemos muchos, lo de los marcianos parece que aún se resiste y las muchas naves con juguetitos enviadas a Marte no han aportado mucho al tema.

La cosa parece ser en si en Marte hay agua o no la hay, que haberla parece seguro que la hubo y se sospecha que está bajo tierra. Quiero recordar que una

Toma de muestras en Marte

Toma de muestras en Marte

sonda que se envió a Marte hace años llevaba un sofisticadísimo cazo que recogía cucharadas de tierra para hacerla reaccionar con luciferina o algo parecido y así determinar si había humedad o el suelo tenía trazas de compuestos orgánicos. Tonterías y ganas de gastar dólares porque en casa de mi abuelo teníamos un fraile recortado en cartón que empuñaba un puntero con un brazo articulado con el que señalaba en una columna el tiempo que iba a hacer: seco, variable, nublado… y si el frailuco aquel preveía lluvias además de señalarlo se subía la capucha por si acaso. Pues bueno que la NASA nos lo hubiese pedido, que mi abuelo lo habría prestado gustosamente, y a meterlo en la sonda y con tener al fraile controlado pues listos. Todo más sencillo y barato.

La del fraile le puede parecer a algunos una técnica obsoleta y para eso están ahí las nuevas tecnologías, esas que no se le caen de la boca a los políticos que invierten miles de millones de euros en el mundo para muchas veces llegar conseguir la prueba del nueve de lo que antes se hacía por la cuenta de la vieja. Hablando otra vez de Marte, se estudia con ahínco cómo captar sus supuestas aguas subterráneas mediante sofisticados ingenios en los que se esfuerzan sesudas mentes pero, oigan, ¿ha pensado alguien en la tecnología del melonar? Los melonares no necesitan riegos y se pueden cultivar hasta en la escombrera de una mina. Que un melón, y no digamos una sandía, consiga llegar a albergar varios litros de líquido en pleno verano y en un sequero eso sí que es una tecnología puntera.

Robot sembrando un melonar

Sonda robótica sembrando un melonar

Yo lo veo claro, lo que hay que hacer para preparar la conquista del Planeta Rojo es que los carritos eso que se mandan en vez de husmear piedras vayan sembrando por allí unos cuantos melonares así cuando lleguen los primeros astronautas tendrán ya una considerable reserva de agua y además podrán variar su dieta por ejemplo con una sopa de melón con crujiente de ibérico que es muy sencilla, tanto como triturar en la thermomix que incorporan todas las naves espaciales la pulpa de los melones, añadir sal y pimienta y un poco, es optativo, de aceite de hierbabuena. El jamón se habrá llevado liofilizado y para que quede crujiente bastará con exponerlo unos minutos a los rayos cósmicos. Delicioso y nutritivo.

                     Francisco J. Aute

P.S. Oiga ¿Y de los marcianos qué? Pues de marcianos nada que ya nos ha advertido Stephen Hawking que nos estemos quietecitos, con los radiotelescopios calladitos y que los dejemos en paz y no llamemos su atención que los extraterrestres pueden ser muy mal ganao.